La música del local retumba en mis oídos pero ni siquiera soy capaz de saber que mierda está sonando. Intentó observar que tengo delante pero mi mirada está nublada a causa de todo el Ron que llevo dentro… Casi ni soy capaz de mantenerme sentado en el taburete contra la barra del bar. Mi cabeza da vueltas y siento unas ganas de vomitar sorprendentes… ¿Cómo pude llegar a este estado?
Ni siquiera me gustaba el Ron y ahí estaba, hincando el codo para terminar aquella copa y malamente poder pedir otra a la camarera que si no fuera porque la veo malamente y doble casi diría que me ve con pena. Como todas las demás chicas con las que me había liado los días anteriores antes de terminar tirado en alguna esquina de la ciudad.
Apoyo mi cabeza sobre mis brazos mientras hago algo que debería sonar a un suspiro. Hace unas semanas era el chico más feliz de aquel planeta y hoy… ni siquiera puedo decir cómo me siento… Simplemente no siento. ¿Qué fue lo que ocurrió?
Bueno…si se lo que ocurrió… Que ella se marchó sin una despedida, sin una nota, sin nada… pero ¿Por qué? Pensaba que todo iba bien, que era feliz a mi lado, que pasaríamos mucho tiempo juntos… Pero volví a hacerme ilusiones precipitadas, volví a equivocarme otra vez. Como odiaba confiar en alguien, en pensar que era diferente, en enamorarme perdidamente, darlo todo y que al final no sirva para nada…
Solo para recordar todos aquellos buenos momentos con nostalgia y pensar que concho pasaría si no hubiese acabado como acabo, si hubiese tenido otro final. Llega mi copa otra vez y casi de un trago me bebo la mitad de ella. Podría ponerme agua, cerveza o cualquier otra cosa en aquella copa que ni siquiera notaría la diferencia de la borrachera que llevo.
Quizás sienta decepción, quizás tristeza, frustración, rabia, melancolía…no sabía definir exactamente que sentimiento tenía ahora mismo dentro de mí. A lo mejor era una mezcla de todas, quien sabe. Intenté tomarme el resto de la copa cuando una mano me lo impidió. Traté de girarme para ver quien fue pero lo copa, la silla, aquella persona y yo acabamos en el suelo debido al desequilibrio que sufrí por obvias razones.
Como pude traté de ver a quien aplastaba con mi cuerpo mermado y a pesar de que mis condiciones no eran las mejores, aquella mirada la hubiese reconocido en cualquier lado. Sin duda aquella persona era ella… y lloré…lloré todo lo que no había llorado los días anteriores, lloré todo el alcohol bebido todos esos días en que me sentí solo, lloré los días de su ausencia, de su abandono… Y al final me dormí.
Nunca recordaré que más pasó aquella noche, solo que me desperté con un fuerte dolor de cabeza y solo. SI no fuera por la nota que reposaba en la mesita de noche, podría llegar a decir que haberla visto fue parte de mi imaginación traicionera. Me levanté lentamente y cogí la carta. Su nombre estaba escrito en el sobre y lo repasé con la yema de mi dedo índice.
Dentro contenía una carta, quizás con explicaciones de porque se fue, quizás con un perdón por todo lo pasado, quizás con un siempre recuerdo todos los momentos vividos o quizás con un volveré. Fuese lo que fuese lo que ponía esa carta nunca llegué a leerla. La quemé junto con todo lo que sentía por ella y todo lo que sentí estos últimos días. Lo que me hizo fue algo que tardaría muuucho tiempo en perdonar y ahora solo necesitaba seguir con mi vida solo.
Me levanté, fui al baño y me miré al espejo. Y en vez de ver mi aspecto seguramente muy desmejorado, la vi a ella… Y como una despedida a todas las locuras echas estos últimos días susurré…
“Y mírame, aún sigo siendo el mismo que era antes de ayer, Cuando aún te quería”
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